20 años de crecimiento destruidos en apenas 5 segundos. El árbol de tahuarí del jirón Iquitos intersección Fernando Stall quedó reducido a partículas en una triste tarde del 26 de mayo, ante el estupor y asombro de los vecinos.
Trabajadores de la constructora Uranio lo cortaron sin autorización conocida hasta el momento y sin consultar a los vecinos. Ahora los residentes de la zona exigen que la empresa sea sancionada.
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«No me dijeron nada, solo cortaron. Mi vecina me dijo por qué cortaron el tahuarí, lindo nos daba sombra. Recién me di cuenta de que ya no había árbol», comentó Rosa Ijuma Vela, de 91 años quien solía sentarse a diario bajo la sombra del árbol. El corte del árbol ha generado profunda indignación.
Hugo Cárdenas, el ingeniero forestal que plantó el árbol hace dos décadas, quedó devastado. «Esta es la esquina donde viví, hace 20 años sembré el árbol», dijo entre lágrimas. «Me da mucha pena por la naturaleza. Mi madre tiene 91 años, el árbol le daba protección», añadió. Su voz reflejaba la tristeza y el pesar por la pérdida de un símbolo de vida y esperanza en la zona.
Jorge Linares, decano de biólogos de Pucallpa, enfatizó en la importancia de cumplir con las legislaciones que prohíben el corte de árboles maderables sin un plan de manejo ambiental adecuado. Explicó: «El plan de manejo ambiental incluye un inventario de árboles, donde se determina en qué zona se pueden ubicar las especies maderables tradicionales para evitar, en la medida de lo posible, cualquier daño». La falta de cumplimiento de estas regulaciones constituye una grave infracción.
A pesar de los intentos por comunicarse con la empresa Uranio, responsable de la construcción, no se ha obtenido respuesta alguna. Esta falta de transparencia y falta de respeto hacia el entorno natural y la comunidad ha generado un profundo malestar entre los habitantes de la zona.
Desde hace tiempo, se ha evidenciado que las constructoras que realizan obras en las calles y áreas verdes carecen de un criterio ambiental adecuado. La población se siente cada vez más obligada a exigir respeto por el entorno natural y tomar medidas para protegerlo.
La pérdida del árbol de tahuarí en el Jr. Iquitos intersección Fernando Stall representa más que la desaparición de una única especie maderable. Es un símbolo de una actitud irresponsable frente a la naturaleza y un llamado de atención sobre la necesidad de promover un desarrollo sostenible que considere la preservación del entorno y la participación activa de la comunidad en la toma de decisiones que afectan su propio hábitat.
Este episodio debe servir como un punto de inflexión y generar cambios positivos en la forma en que se realizan las obras de construcción en la región, para evitar que hechos similares se repitan en el futuro y se respete la flora y fauna que tanto enriquece el entorno local.
Marcio Pérez