El Ejército ucraniano ha logrado avances significativos en la región de Kursk, penetrando hasta las localidades de Kromskié Biki y Moliutino, situadas a 35 kilómetros de la frontera ruso-ucraniana. Este avance, que comenzó hace cuatro días, ha evidenciado la vulnerabilidad defensiva de Rusia en el área.
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El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) informó que, tras la incursión, pequeños grupos de tropas ucranianas han avanzado hasta 17 kilómetros al sureste de Lgov y aproximadamente 48 kilómetros al suroeste de la central nuclear de Kursk. Además, han capturado Novoivanovka en el noroeste y han seguido avanzando hacia Korenevo y Martinovka en el este.
El ISW señala que las tropas ucranianas están utilizando «pequeños grupos blindados» para explotar la baja densidad de fuerzas rusas y penetrar profundamente en la retaguardia enemiga, eludiendo las fortificaciones sin intentar una confrontación directa con todas las fuerzas rusas presentes. No obstante, algunas unidades ucranianas más grandes están consolidando sus posiciones más cerca de la frontera.
En una revelación impactante, DeepState, un portal ucraniano, reportó la destrucción de trece camiones que transportaban reservas rusas en Oktiabrskoe, junto con numerosos cuerpos de soldados rusos. Este informe incluye un vídeo geolocalizado que muestra los vehículos destruidos y los cuerpos en su interior.
A pesar de la actividad en el campo de batalla, las autoridades ucranianas mantienen un perfil bajo sobre los detalles de la incursión, mientras que las fuentes rusas reportan una movilización total de artillería pesada y aviación para repeler el avance ucraniano.
Este es el primer caso de soldados ucranianos penetrando en territorio ruso desde el inicio del conflicto, una acción que ha resaltado la fragilidad de las defensas rusas en la frontera y ha sido respaldada por la asistencia occidental a Ucrania.


