Gabriela Valcárcel Rivas, conocida como la ‘Reina de las Testaferras’, ha estado en el centro de un escándalo financiero al recibir más de S/15 millones del Estado peruano a través de transacciones sospechosas con diversas entidades gubernamentales, incluyendo el Gobierno Regional del Callao. A pesar de manejar grandes sumas de dinero, su vida diaria refleja serias dificultades económicas, como el no poder pagar el alquiler mensual de su vivienda.
Valcárcel Rivas, que supuestamente ha canalizado fondos a través de empresas ficticias para servicios como champú, gigantografías y alquiler de baños, parece vivir una dualidad sorprendente: mientras su nombre aparece ligado a transacciones millonarias, su realidad cotidiana es la de una mujer que enfrenta problemas financieros comunes.

Según informes, Valcárcel Rivas no estaba al tanto de los servicios que presuntamente ofrecía ni de las empresas donde supuestamente ocupaba cargos gerenciales. Esto sugiere la operación de una organización criminal que utiliza testaferros para desviar fondos públicos, generando interrogantes sobre quiénes son los verdaderos beneficiarios de estos millones de soles, financiados por los impuestos de los ciudadanos peruanos.
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El caso está siendo investigado por las autoridades, quienes buscan desentrañar la red de corrupción detrás de estas operaciones fraudulentas en diversas municipalidades del país.




