En un asalto que estuvo más cerca de parecer una escena de una película de acción de Hollywood que de la realidad, un valiente trabajador del grifo «La Joya», en Puerto Maldonado, se convirtió en el héroe del día al enfrentarse a dos delincuentes con un arma no convencional: ¡combustible!
La noche del jueves 18 de mayo, mientras el reloj avanzaba hacia la oscuridad, dos individuos en una moto, uno de ellos con un chaleco de taxista que seguramente había adquirido en una tienda de disfraces con muy buen descuento, decidieron que serían el dúo del crimen en la ciudad.
VER TAMBIÉN: Estudiantes literalmente “pelean” por aulas en la UNU
Sin dudarlo, los hampones apuntaron sus armas hacia el trabajador del grifo, quien en ese momento estaba brindando atención a una mujer y sus hijos. Pero nuestro héroe anónimo no se quedó de brazos cruzados. No, señor. En lugar de eso, se lanzó a una hazaña digna de mención en los anales de la historia de la defensa personal improvisada.
Las cámaras de seguridad capturaron el momento en que el trabajador, con la agilidad y el estilo de un bailarín de salsa en medio de un incendio, tomó la manguera de combustible y la dirigió directamente hacia la cara de los malhechores. Si alguien esperaba que esto les hiciera estornudar o les causara picazón en la nariz, se equivocaba. En cambio, el combustible impactó en sus rostros, provocando una reacción instantánea.
La sorpresa y la quemazón resultante hicieron que los delincuentes soltaran sus armas y se retiraran velozmente en su moto. No sabemos si fue el terror o el hecho de que, al intentar huir, veían su futuro lleno de gasolineras y linternas de llavero, pero en cualquier caso, la audaz acción del trabajador del grifo los hizo desistir de sus planes malévolos.
El incidente dejó a todos los testigos y empleados con la boca abierta y, en algunos casos, con una risa nerviosa y alivio. No es todos los días que uno ve a un hombre común y corriente convertirse en un superhéroe improvisado al rociar combustible en la cara de los malhechores. Por suerte, nadie resultó herido y la historia terminó con un final inesperadamente chispeante.
En este caso particular, podemos decir que el trabajador del grifo “La Joya” demostró una valentía y un ingenio sorprendentes. Su determinación y audacia son dignas de aplaudir, siempre y cuando sea desde una distancia segura y con las manos bien limpias de cualquier sustancia inflamable.