Robos al paso, desorden, suciedad y excesos en la 9 de diciembre, entre Huáscar e Inmaculada.

En un día cualquiera, al llegar a la esquina del jirón Huáscar con 9 de Diciembre, a dos cuadras del histórico Reloj Público de Pucallpa , pareciera que se entra a una ciudad distinta, en las dos cuadras que conducen hasta el jirón Inmaculada. VER TAMBIÉN: Galán dio jalón de orejas a gestión de su antecesor Víctor Hugo López En la primera cuadra aparece, estridente de música, el primer bar, donde los ebrios tienen hora de ingreso, pero no de salida. El acre aroma del licor le da la bienvenida a los visitantes de esta parte de la ciudad. Algunos ebrios, que ya no pueden caminar, se tumban en medio del tramo, ante la indiferencia de los peatones y vehículos. Otros, en cambio, se posicionan en las veredas, sosteniendo botellas de cerveza, mientras desde el fondo, se difunde música sin respetar límites de la contaminación sonora. Durante un recorrido realizado por este medio en lo que se considera uno de los sectores más peligrosos de Callería, se pudo evidenciar el desamparo en que las gerencias de Servicios Públicos, Desarrollo Social, Seguridad Ciudadana y otras. Mantienen a este lugar. Según... [NOTA COMPLETA DISPONIBLE PARA SUSCRIPTORES ] [ihc-hide-content ihc_mb_type="show" ihc_mb_who="1,2,4" ihc_mb_template="-1" ]el testimonio de un transportista, desde hace más de 20 años, este panorama se viene agravando, la situación no mejora. No solo aumentaron los años de “abandono” de este jirón, sino, también, la cantidad de bares. “Hace unos 20 años apenas había entre uno o dos bares, pero ahora son más de cinco”, refirió Pablo Shupingahua, quien acude a estos lugares en busca de pasajeros, algunos de los cuales, por estar bajo los efectos del alcohol, puedan darle unos soles de más. A vista y paciencia de todos, se ven menores de edad consumiendo bebidas alcohólicas, personas miccionando en los postes, hombres tirados en el suelo apenas vestidos con un short, semidesnudos. También se ven veredas repletas de basura y unos 50 vehículos (mototaxis en su mayoría) circulando sin orden. Ese es el panorama diario. “La semana pasada a una chibola (adolescente), los serenos se la llevaron porque estaba dentro de un bar”, contó un morador del lugar, quien dice que, en las noches temen salir por la peligrosidad. Para los comerciantes formales que tienen tiendas, las situaciones mencionadas líneas arriba generan una afectación a sus negocios. También hay negocios informales, de emprendedores. Conductores de algunas vulcanizadoras, también de puestos de venta de comida, afirman que no solo dejan de recibir la cantidad de clientela que esperan, sino que son víctimas de la delincuencia. Caos vehicular Sin un mayor control en el tránsito de la zona los vehículos permanecen alrededor de 5 minutos paralizados, esperando que el “tráfico” termine de hacerse fluido. Los vehículos que van, otros que vienen, desde motos, motocarros y autos, a veces se bloquean intentando avanzar. Por momentos, se les hace desesperante salir de este lugar. VÍCTIMA MORTAL Pero quizá uno de los problemas sociales más frecuente y terrible, es la inseguridad. En este lugar se producen desde robos al paso, por los “raqueteros” hasta personas que son “pepeadas” en los bares. Lo confirman los reportes semanales de los pobladores del sector que llevan la cuenta. El hecho más violento, se produjo en abril del año pasado. El sereno de la comuna yarinense, Daniel Carrión Chávez, fue apuñalado, al menos seis veces, hasta morir. Según los reportes policiales, la víctima había acudido, con unos amigos, a beber licor y cuando pidió la devolución de su vuelto, se produjo un altercado con uno de los dueños del bar, quien, violento, terminó cortando al sereno, con el filo de una botella rota. VER TAMBIÉN: Construcción de Escuela de Suboficiales necesita “luz verde” del Mininter “Los vecinos de esta cuadra estamos muy mortificados e inseguros ya que estos lugares atraen a mucha gente de mal vivir. El Serenazgo llega luego de muchas llamadas y quejas nuestras, cursamos documentos a la municipalidad para frenar este tipo de atropellos a nuestra tranquilidad y nunca somos escuchados, esto está ya por demás”, reclamó Guillermo Ruiz, morador del sector. Hace poco, se programó un operativo a esa zona, para detectar la presencia de menores que son objeto de explotación laboral en los bares. Pero cuando el personal policial y de Serenazgo llegó a la zona, no encontraron nada, porque, según todas las evidencias, alguien filtró que se iba a realizar el operativo. En este mismo lugar, se clausuran algunos bares, pero horas después reabren sus puertas, como un desafío a la autoridad municipal, o como comentó un vecino en plan de especular, de repente gozan de la protección de algún funcionario al interior de la municipalidad o de otra institución. Por el momento es sólo una especulación. Este diario intentó, repetidamente, comunicarse con el ingeniero Roque López Mathews, gerente de Servicios Públicos y Gestión Ambiental de la Municipalidad Provincial de Coronel Portillo, pero no obtuvimos respuesta. Esta es la segunda vez que el gerente no responde a la prensa, sobre todo en temas cruciales para los vecinos. En anteriores ediciones donde quedó expuesta la informalidad en el Puerto del Reloj Público, también buscamos comunicarnos con el ingeniero López, antes muy amigo del periodismo, sin mayor éxito. Pero, al margen de eso, los moradores que viven en las cuadras aledañas de Huáscar, Atahualpa e Inmaculada, esperan acciones inmediatas para evitar que sigan proliferando bares, suciedad y delincuencia. Es más, se preguntan si va a actualizarse o impulsarse el proyecto para convertir a ese lugar en parte del malecón de Pucallpa. Preguntas que podrían ser respondidas por el ingeniero López Mathews. TATIANA ZACARIAS [/ihc-hide-content]

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