Clara Nilda Pereyra Saboya, una mujer de 72 años, ha sido sentenciada a realizar trabajo comunitario en una cuna jardín de Pucallpa. La sentencia, emitida por el juez Jenner García Durán, del Primer Juzgado de Investigación Preparatoria de Coronel Portillo, llega tras un prolongado proceso legal iniciado por su propia hija, Andrea Pérez Pereyra, de 45 años.
El conflicto familiar comenzó hace dos años cuando Clara Pereyra, en un acto de disciplina que ha provocado polémica en las redes sociales, castigó a su hija Andrea con una correa. Según el testimonio de la mujer sentenciada y el relato de la defensa, este castigo fue una reacción al hecho de que su hija Andrea había descuidado a sus propios hijos, dejándolos solos por las noches, cuando ella salía. Esta situación desencadenó una serie de disputas y procedimientos legales que culminaron en la reciente sentencia.
La defensa técnica de Clara Pereyra Saboya argumentó que su patrocinada, debido a su avanzada edad y vulnerabilidad, no pudo asistir a varias de las audiencias programadas. La falta de asistencia, según la defensa, se atribuyó a un desconocimiento del proceso judicial y a posibles problemas de salud, lo que finalmente llevó al juez García Durán a optar por una sentencia de trabajo comunitario en lugar de una pena privativa de la libertad efectiva.
Desde el pasado 15 de abril, Clara Nilda Pereyra Saboya ha comenzado a cumplir con su sentencia de trabajo comunitario. Cada día tiene que dejar su pequeño puesto de jugos, que representa su única fuente de sustento, para dirigirse al centro de cuidado infantil en el distrito de Callería, donde se encuentra prestando servicios comunitarios. Este cambio ha impuesto una carga significativa sobre la sentenciada, quien ya enfrenta dificultades propias de su edad, además de lo difícil de su situación económica.
El Establecimiento de Medio Libre ha solicitado formalmente el inicio de las jornadas de prestación comunitaria, marcando el comienzo de un periodo de adaptación y cumplimiento para Clara. La situación ha generado diversas opiniones en la comunidad, desde quienes consideran la sentencia justa y necesaria hasta quienes ven en ella un ejemplo de la dureza del sistema judicial hacia las personas de la tercera edad.
