José Antonio Ruiz, sobreviviente de un linfoma no Hodgkin en etapa avanzada, ha superado los desafíos del cáncer tras un año de tratamiento intensivo. Hoy, Ruiz desea compartir su testimonio de fe y esperanza, con el propósito de inspirar a aquellos que enfrentan situaciones similares y recordarles que “Dios hace milagros en los momentos más difíciles”.
Ruiz describe cómo, tras una serie de síntomas que incluyeron la aparición de una masa en su axila, acudió a varios especialistas que finalmente le diagnosticaron un cáncer maligno. La noticia le afectó profundamente, especialmente en un contexto familiar complicado debido a la reciente pérdida de su suegro. No obstante, Ruiz afirma que fue su fe la que le dio fortaleza para enfrentar la enfermedad.
“Dios me ha hecho el milagro, y aquí estoy. Ya cumplí un año de tratamiento y estoy vivo gracias a Él”, comenta Ruiz, quien ha pasado por 18 sesiones de quimioterapia en el Hospital Neoplásicas de Lima. A lo largo de este proceso, menciona que fue consciente de la gravedad de su diagnóstico, pero se aferró a su fe, esperando que Dios obrara en su vida. Hoy, los exámenes muestran una recuperación notable, aunque Ruiz sigue en tratamiento de mantenimiento cada tres o cuatro meses.
Como esposo, padre y miembro activo de su comunidad, Ruiz enfatiza que esta experiencia le ha cambiado la vida y ha fortalecido su compromiso con su fe. A través de su historia, busca alentar a quienes enfrentan diagnósticos difíciles, instándolos a confiar en Dios y a mantener una actitud positiva.
“Quiero que la gente sepa que hay un Dios poderoso y que, aunque muchos se olvidan de Él cuando están bien, en los momentos difíciles Él siempre está para ayudarnos”, agrega. Su mensaje también subraya la necesidad de recordar y valorar la vida, especialmente en un mundo lleno de problemas y tragedias.
Además de su recuperación física, Ruiz destaca la importancia de mantenerse activo. Actualmente, es técnico de fútbol y trabaja en seguridad privada, roles que desempeña con gratitud y energía renovada. En su testimonio, recalca: “No venimos a este mundo solo para trabajar y sobrevivir, sino para encontrar propósito y servir de inspiración a los demás”.