Martín de Porres, también conocido como el «santo de la escoba» por su humildad, fue un fraile dominico nacido en el virreinato del Perú. Hijo de un noble español y una mujer negra panameña, Martín creció en Lima, donde sufrió los prejuicios raciales y la pobreza. Desde joven, demostró su vocación por ayudar a los más necesitados, trabajando como barbero, herborista y médico empírico. A los 15 años ingresó como «donado» en la Orden de Santo Domingo, donde ejerció humildes labores hasta ser aceptado como hermano de la orden en 1603 y luego fraile en 1606.
Su vida religiosa estuvo marcada por la humildad, el servicio a los pobres y la enseñanza de la doctrina cristiana a personas marginadas, especialmente negros, indígenas y mendigos. En momentos de crisis en el convento, Martín incluso ofreció venderse como esclavo para ayudar a la comunidad, lo cual fue rechazado. Con el apoyo de figuras notables, como el virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera, fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz para acoger a huérfanos y mendigos, buscando mejorar sus condiciones de vida.
Martín falleció el 3 de noviembre de 1639, a los 59 años, en Lima, rodeado del respeto y la admiración popular. La noticia de su muerte conmocionó a toda la ciudad, y fue despedido en una multitudinaria ceremonia donde personas de todas las clases sociales rindieron homenaje a su memoria. Sus restos descansan en la Basílica y Convento de Santo Domingo junto a otros santos peruanos, como Santa Rosa de Lima y San Juan Macías, en el Altar de los Santos de Perú.