VÍCTIMA DIJO QUE CONSINTIÓ EL ACTO SEXUAL.
La Corte de Ucayali a través del Juzgado Penal Colegiado Transitorio dispuso el sobreseimiento (archivar el caso) del proceso penal contra Julio Bladimir Maravi Gonzales, en la investigación que se le siguió por el delito de violación de persona en incapacidad de dar su libre consentimiento, con quien tuvo un hijo. La decisión del juzgado responde a que el Ministerio Público retiró la acusación fiscal contra el imputado.
Cuando la fiscalía retira la acusación, es porque considera que ya no existen suficientes pruebas o elementos para continuar con el proceso penal contra el acusado, por lo que el juzgado tiene que cerrar el proceso judicial. En el presente caso se determinó que la víctima, a pesar de tener un diagnóstico de retraso mental moderado, era consciente de sus acciones y podía dar su consentimiento para el acto sexual.
La víctima declaró ante el juzgado y confirmó que había mantenido relaciones sexuales con el acusado, Maraví Gonzales, de manera consentida y con pleno conocimiento de los hechos. La víctima también indicó que llevaba una relación de padres con el acusado y que actualmente vive con su nueva pareja y su segundo hijo.
Por otro lado, el acusado también declaró ante el colegiado integrado por los jueces Dr. Valentín Inocente Paulino, la Dra. Celinda Pizán Ugarte y la Dra. Cesia Pérez Réngifo y proporcionó su versión de los hechos. Afirmó que mantuvo una relación de enamorados con la víctima, pero que desconocía su edad exacta en ese momento (14 años). Reconoció haber mantenido relaciones íntimas con ella, pero insistió en que fue de manera consensuada.
Dentro de la evidencia tomada en cuenta por el juzgado se encuentran las declaraciones de la víctima, su madre y el imputado, así como el informe psicológico de la agraviada, que determinó que es capaz de consentir relaciones sexuales. Al margen de ello, en el Perú la edad mínima para consentir el acto sexual son los 14 años.
Hechos
En el 2018, la víctima de entonces 14 años, trabajaba en una pollería ubicada en una zona donde el imputado solía pasar, ya que él era taxista y transitaba por esa área en su ruta diaria. Según testigos, el imputado frecuentaba el lugar para almorzar, y durante esas visitas empezó a entablar conversaciones con la víctima.
Inicialmente, estos encuentros parecen haber sido casuales, ya que la víctima estaba cumpliendo con sus labores en la pollería y el imputado simplemente era uno de los clientes habituales. Sin embargo, con el tiempo, estas interacciones continuaron hacia una relación más cercana, donde ambos empezaron a conversar más allá de las meras formalidades de cliente y empleada.
El imputado mencionó que él y la víctima comenzaron a conversar sobre diversos temas durante sus almuerzos en la pollería, lo que eventualmente llevó al desarrollo de sentimientos románticos entre ambos. Tanto la víctima como su madre la denunciante no mencionaron que Maravi Gonzales haya ejercido coerción o fuerza para iniciar esta relación, sino que se describe como un proceso gradual en el que ambos parecían interesados mutuamente.
Antes de que la pareja iniciara su relación amorosa, la madre de la víctima había viajado a Lima, al regresar se enteró que su hija estaba embarazada, por lo que denunció a Maravi Gonzales. La denuncia la hizo porque en el hospital donde se atendió la agraviada, le dijeron que debía denunciar al enamorado de su hija y de no hacerlo la iban a denunciar a ella porque estaría encubriendo una violación, ya que la agraviada era menor de edad.
