Una tragedia sacudió Santiago, Chile, el miércoles 23 de octubre, cuando una bomba molotov explotó en un colegio estatal, dejando alrededor de 30 estudiantes heridos, cinco de ellos en estado crítico. La explosión ocurrió en una sala de baños, donde los estudiantes, de entre 14 y 18 años, presuntamente manipulaban el artefacto explosivo que habrían fabricado para participar en una concentración fuera del colegio.
Según la ministra de Salud, Ximena Aguilera, varios de los heridos sufrieron quemaduras graves, y cuatro de ellos presentan quemaduras en sus vías respiratorias. El coronel de policía Fernando Albornoz señaló que las circunstancias exactas del incidente aún son investigadas, pero la explosión causó quemaduras en gran parte de los estudiantes que estaban presentes en el lugar.
La ministra del Interior, Carolina Tohá, calificó el hecho como una «tragedia» y reafirmó que las bombas molotov son armas peligrosas. Subrayó que este tipo de artefactos no deben ser considerados herramientas de protesta válidas ni aceptables, haciendo un llamado a evitar su uso en cualquier circunstancia.