Sábado, Julio 27, 2024
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ORAU acusa ¿a Ochosur? del “más grande genocidio en la Amazonía”

SUMILLA: Lideresa asháninka de Ucayali le dijo las “verdades del barquero” a los empresarios del Congreso de Emprendedores Amazónicos (CEA), un evento organizado por Pro Amazonía, organización vinculada a empresas rechazadas por los pueblos indígenas y agricultores que luchan por la propiedad de sus tierras. La vocal de ORAU, Iveth Peña, soltó un dardo terrible. Dijo: “la palma es la apertura al genocidio más grande en la Amazonía y también la puerta abierta a las economías ilegales”. No solo es una expresión, es también un llamado de alerta para no acabar como Indonesia, hoy unos paraísos de la palma aceitera. Entre el público, el magnate Samuel Dyer (Refinca) y el empresario Michael Spoor (Ochosur), habrían fruncido el ceño.

LA MANCOMUNIDAD DE MANUEL GAMBINI TIENE UNA “PAPA CALIENTE” EN LAS MANOS

Durante el segundo día del encuentro de empresarios amazónicos -organizado por Pro Amazonía, organización vinculada al empresario Samuel Dyer y compañía- en Tarapoto, la segunda mesa -que tenía por tema el desarrollo sostenible y la equidad de género- la representante de la Organización Regional Aidesep de Ucayali (ORAU), Linda Iveth Marisalbel Peña Dávila, lideresa del pueblo Asháninka, calificó como un “genocidio” el hecho de abrirle de par en par las puertas al negocio de la palma, contradiciendo así la posición del auditorio en su conjunto, donde presentaban a los proyectos palmeros como una alternativa de desarrollo inofensiva y ecoamigable.

PALMA Y GENOCIDIO

“Ayer escuché que la solución a nuestra crisis económica y social es la palma aceitera. Para como lo entendemos los pueblos indígenas, en nuestra visión, la palma es la apertura al genocidio más grande en la Amazonía. Es también la puerta abierta a las otras economías ilegales, permitiendo también la migración de las comunidades hacia lo más profundo del bosque en búsqueda de protección”, enfatizó Peña.

Linda Peña, quien se desempeña como vocal del Consejo Directivo de la Organización Regional Aidesep de Ucayali  (ORAU), inició su intervención dejando en claro que son los pueblos ancestrales los dueños de su territorio y de todo lo que crezca o se guarde en ellos.

SIÉNTENSE A DIALOGAR

“Como pueblos indígenas dueños de nuestro territorio, de nuestros bosques y de todos los recursos que hay en ellos, apostamos por la inversión amigable con los pueblos indígenas y un desarrollo sostenible. Antes que toda la élite empresarial y los gobiernos presenten sus propuestas, nosotros exigimos que se sienten a dialogar con los pueblos indígenas”, añadió.

NO SER OTRA INDONESIA

La lideresa asháninka también se refirió a la labor del Poder Legislativo y la modificatoria a la Ley Forestal. “A la fecha solo se ven paquetazos de leyes promovidas por el Congreso, como la modificatoria de la ley forestal. Se han preguntado ¿a quién beneficia? ¿Si realmente nos beneficia? No (a nosotros), el Congreso solo aprueba leyes que vulneran nuestros derechos. No seamos como Indonesia, en donde luego de décadas de permitir la industria palmera, ahora sus habitantes mueren de sed”, dijo frente a la ministra de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Hania Pérez de Cuéllar.

“Proponemos la participación activa en la toma de decisiones que afecten a los pueblos indígenas o su territorio. Consulta previa libre e informada hacia los pueblos indígenas. También exigimos seguridad jurídica territorial, que nos garanticen nuestro título de propiedad, georreferenciación e inscripción en Sunarp. En la selva no hay espacios vacíos, ahí viven nuestros hermanos indígenas”, señaló.

En el evento, al frente, tenía a Michael Spoor, CEO de Ochosur, el gigante agroindustrial palmero acusado de causar un conflicto social en la comunidad shipibo Santa Clara de Uchunya, cuyos pobladores hoy están divididos; y señalado de hacerse, presuntamente de mala manera, de miles de hectáreas de su territorio indígena, con ayuda de la exdirectora de Agricultura del GORE Ucayali, Celia Prado.

NO SOLO PARA DECORAR

La postura de ORAU crispó los ánimos entre algunos personajes del público, en el que un preocupado Samuel Dyer no miraba sino su teléfono y se negaba a aplaudir las palabras de la indígena, quien era secundada por sus hermanos presentes en el auditorio – y se trataba de indígenas invitados por Pro Amazonía–, que ya no actuaban como elementos decorativos llevando su producción de arte ancestral, al que llaman eufemísticamente artesanía, sino que usaban su derecho a expresar sus opiniones, frente a los conflictos amazónicos.

“Supuestamente (en el Perú) tenemos más de 200 años de independencia, y los pueblos indígenas, ¿cuándo nos vamos a independizar del yugo? En este CEA están decidiendo qué hacer con nuestro territorio ¿Nos han tomado en cuenta? En la escuela estudiamos las culturas Paracas, Chimú, etc, ellos ya no están. Pero nosotros aquí, somos la cultura viva, y queremos seguir transmitiendo de generación en generación. Sean respetuosos con la normatividad ambiental”, zanjó Peña.

POSTURA DE GAMBINI

Quien sí la aplaudió, con un gesto de aprobación, fue el flamante presidente de la Mancomunidad Regional Amazónica, Manuel Gambini.

Precisamente, por esos compromisos, en los próximos días tendrá que decidir el rumbo de su gestión frente a este expectante puesto. La lideresa ashaninka, con sus expresiones, ha puesto en sus manos una “papa caliente” y ha destapado un tema que muchos creían sepultado: como la palmicultura ha crecido sobre territorios ancestralmente indígenas.

¿Seguirá Gambini, como otros líderes políticos de Ucayali, la comparsa de los potentados de la reforestación y la palma? O, ¿tomará al toro por las astas e imprimirá el carácter y firmezas que le darían a su presidencia el liderazgo que Ucayali necesita de una vez por todas?

Redacción Ímpetu

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