El Ministerio Público, específicamente la fiscalía anticorrupción, así como otros organismos de control, deberían investigar y aclararle a la población, cómo es que un grupo de empresarios huanuqueños, se habrían beneficiado con más de cuatro millones de soles, en una obra que estaría sobrevalorada y en cuya ejecución se habrían cometido irregularidades que lindarían con el delito, como la suplantación de los residentes y el supervisor.
Y todo eso habría ocurrido bajo la gestión del actual e inamovible gerente territorial de Atalaya, Andy Saavedra Ríos, quien, además, enfrenta una demanda por alimentos para sus dos menores hijos.
LA OBRA
En el 2022, se convocó a licitación pública para la ejecución de la obra: “Mejoramiento del servicio de transitabilidad del tramo puerto Sempaya a la comunidad nativa de Sempaya del distrito de Tahuanía – provincia de Atalaya”, en un tramo de 12 kilómetros.
La obra debía culminarse en un plazo de 150 días. Sin embargo, recién comenzó a ejecutarse en el año 2023.
La buena pro para la ejecución, le fue entregada al Consorcio JKJ Tahuanía, con una inversión de S/ 4 millones 093 mil 395.82. Dicho Consorcio tiene tres socios: Kevin José Chávez Zevallos, Yerbhing Cruz Cortez y Javier Bedoya Martell, donde la voz cantante, sería, Kevin José Chávez Zevallos.
En tanto que la supervisión, le fue adjudicada al Consorcio Supervisión Sempaya, integrada por Enzo Asael Morales Berrío y Percy Rojas Naupay. Su representante común es Dagmer Vega Angulo. Al consorcio se le iba a pagar la suma de 91 mil 42 soles.
CONFLICTO
El conflicto comenzó cuando los líderes nativos Limber Shahuano Faustino y Augusto Sarayaco Pizango, éste último jefe de la comunidad nativa Sempaya, explicaron que los trabajos fueron realizados en su totalidad, no por la Contratista Consorcio JKJ Tahuanía, sino que, de principio a fin, la obra fue ejecutada por la subcontratista: Rentaimaq, cuya representante es la señora Ybeth Denisse Carbajal Malpartida, esposa del conocido constructor, un religioso de sólida transparencia, el Ing. Clever Vince Atanacio Falcón, quien, conocedor, dirigió el trabajo de los maquinistas y para que la obra quede bien.
Los líderes shipibos de Sempaya, afirmaron que nunca vieron al ingeniero residente ni al ingeniero encargado de la supervisión, y que sólo los conocieron el día de la entrega de la obra.
Pero también habrían hecho una revelación que requiere amplia investigación. Según ellos, tanto el residente de obra y el jefe de supervisión, habrían sido suplantados por terceras personas para aparentar que se estaban cumpliendo con las normas. Dicen que les ponían casco, uniforme y fingían recoger tierra y materiales que nunca habrían sido enviados ni validados por los respectivos laboratorios.
En el papel, la obra estaba bajo la responsabilidad de Raúl Arturo Alomía Lucero como residente, de Luis Alberto Díaz Proaño como asistente de residente de obra y de Enzo Asael Morales Berrío como jefe de supervisión. Ellos debían estar físicamente, de manera permanente, en la obra para que se ejecute de acuerdo al expediente técnico y, en el caso de la supervisión, para dar fe de las valorizaciones. Sin embargo, eso no ocurrió, porque según la información, los mencionados permanecían en Huánuco, mientras habrían sido sustituidos por tres impostores: Guillermo Meza Módena, Jaime Paima Vílchez (motocarrista) y Geanpierre Fabrizio Salinas Cruz (estudiante de economía)
