La jueza Liz Torres Díaz, del Segundo Juzgado de Familia, ordenó el internamiento preventivo por dos meses en el Centro Juvenil de Medio Cerrado de Pucallpa para un adolescente de 16 años, luego de declarar promovida la acción penal en su contra. Esta medida se toma en respuesta a una denuncia que imputa al adolescente la presunta realización de tocamientos indebidos en agravio de un menor de 12 años dentro del centro de acogida residencial de urgencia Virgen María.
La decisión de la jueza se fundamentó en varios aspectos legales y de seguridad. En primer lugar, la magistrada estableció que existen suficientes elementos de convicción (pruebas) que vinculan al adolescente con los hechos denunciados. Las pruebas recabadas incluyen testimonios, informes médicos y actas de intervención policial que corroboran las acusaciones en su contra, lo que cumple con el primer requisito para la aplicación de medidas cautelares.
Además, el hecho por el cual se le investiga al presunto agresor conlleva una pena no menor a cuatro años, lo que se alinea con el segundo requisito del artículo 209° del Código del Niño y Adolescentes. Este artículo establece que para que proceda el internamiento preventivo, es necesario que la infracción cometida esté tipificada con una pena significativa.
Hechos denunciados:
Según fiscalía, el 16 de octubre de 2024 se habría realizado una de las supuestas agresiones en los interiores del centro de acogida residencial. Según los informes, alrededor de las 9 de la noche del día anterior, mientras el menor de 12 años dormía en su cama, el acusado se habría acercado a él y le habría tocado sus partes íntimas. Al día siguiente, a las 6 de la mañana, el hecho se habría repetido, pero esta vez por encima de la ropa.
A pesar de que la víctima, de acuerdo a sus propias declaraciones, inicialmente había participado en estos actos bajo la premisa de un «juego», manifestó que en las últimas semanas percibió un cambio en la intención del agresor, describiendo su comportamiento como «sexo». Este cambio generó temor en él, quien solicitó no dormir más en el piso donde se encontraba su habitación debido a las presuntas agresiones nocturnas.
El 17 de octubre, la encargada del turno diurno del centro informó a la psicóloga del lugar sobre el estado emocional del menor víctima. Al percibir que el adolescente se sentía triste y temeroso, la psicóloga lo invitó a su oficina para conversar. Tras recoger información sobre los hechos, decidió presentar una denuncia ante la Comisaría de Pucallpa.
